El pasado jueves 22 de julio fallecía a los 76 años Juan Bosco Díaz-Urmeneta Muñoz, profesor jubilado de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad de Sevilla. Su actividad investigadora y de crítica y comisariado artísticos tiene aún muchos frutos que dar.

Bosco, como le llamabamos sus compañeros, ha sido un estudioso calmado, minucioso, preciso en sus análisis y sus descripciones, y, sin embargo, siempre adelantado al tiempo: descubría, leía y profundizaba en autores mucho antes de que estos llegaran a editarse en castellano y a popularizarse.

Ha sido maestro y mentor de numerosos investigadores, críticos, historiadores del arte, comunicadores y artistas, con quienes ha trabajado de cerca. Como ha escrito Mercedes de Pablos, «Cientos de pintores le deben su apoyo y su crítica nunca cruel (es interesante, solía decir), varias generaciones de alumnos, muchos periodistas, le deben haber aprendido que la palabra estética es hija directa de la ética, de la armonía filosófica, de la ecuanimidad y de la compasión» (Diario de Sevilla, 22 de julio 2021).

A él, junto a Diego Romero de Solís, debemos la creación del área de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad de Sevilla. Así lo cuenta Romero de Solís: «Más tarde, le invité a unirse a mi proyecto de organizar los estudios del área de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad de Sevilla. Lo hizo ocupándose de múltiples asuntos, cargándose de muchas clases, hasta lograr convertirse en profesor titular y desempeñar una notable labor docente en las Facultades de Ciencias de la Información e Historia del Arte. Le gustaba su trabajo y llegó a ser un buen profesor, comprometido con sus alumnos» (Diario de Sevilla, 23 de julio 2021).

«Bosco siempre fue brillante en todo lo que se propuso –escribe Antonio Molina–, y fueron muchas cosas a lo largo de una -demasiado- corta vida. De una formación inicial con los jesuitas donde fue, según testimonio de sus compañeros, primus inter pares, pasando por la política y la gestión municipal, hasta dar en la crítica de arte y el comisariado, su gran contribución a la vida cultural española y andaluza, de las últimas décadas. De la mano de otro inefable, Pepe Soto, se adentró en el abstruso lenguaje de la abstracción (Fernando Zóbel, Grupo El Paso) hasta entender las vanguardias como si hubiese jugado una partida de ajedrez con Marcel Duchamp la tarde anterior» (Diario de Sevilla, 23 de julio 2021).

Según Inmaculada Murcia, «Su carácter era seco, pero cercano cuando tomaba confianza; tímido, pero volcado y cariñoso en cuanto se le prestaba familiaridad. Pero, sobre todo, creo que Bosco era un hombre serio; serio en todos los sentidos de la palabra: formal en el trabajo, respetuoso con las personas, inteligente con los textos filosóficos, y sensible con el arte» (Diario de Sevilla, 22 de julio 2021).

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo publicará próximamente dos de sus últimos textos, dedicados a las artistas Teresa Duclós y Salomé del Campo. Son todavía muchos los frutos que han de dar su pensamiento y su actividad.

 

Antonio Molina Flores, «Sin título» (Obituario), Diario de Sevilla 23 de julio 2021:

https://www.diariodesevilla.es/artes_plasticas/titulo_0_1594941066.html

 

Inmaculada Murcia Serrano, «El último café con Bosco» (Obituario), Diario de Sevilla 22 de julio 2021:

https://www.diariodesevilla.es/ocio/ultimo-cafe-Bosco_0_1594642432.html